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Desde el continente americano nos ha llegado la noticia de que, el hijo y titular de los derechos de autor patrimoniales del compositor Harol Arlen, autor de bandas sonoras icónicas como la del tema “Over the Rainbow”, tema central de la banda sonora de la película “El Mago de Oz” ha interpuesto una demanda contra Apple, Amazon, Google, Microsoft y Pandora junto a un gran número de sus distribuidores online, por vender a través de sus plataformas online, más de 6.000 copias piratas de canciones amparadas por derechos de autor.

El autor de la banda sonora del Mago de Oz, gracias a la cual ganó el Premio de la Academia en 1.939 a mejor canción original, es bien conocido en el Hollywood de la primera mitad de siglo XX, al componer bandas sonoras de películas tan icónicas como “Ha nacido una estrella”.

El motivo por el que la defensa del heredero del Sr. Arlen ha decidido plantear esta demanda ante los Tribunales de California se basa en la existencia, en plataformas como Apple Music, de miles de copias no autorizadas junto a aquellas copias que sí están autorizadas.

Aparentemente, al acceder a este tipo de plataformas, encontramos, junto a la copia original y autorizada (cuyos precios están fijados, más o menos, en 1,29$ por canción y 9,99$ por álbum completo) copias piratas (cuyos precios están fijados, más o menos, en 0,99$ por canción y 3,99$ por álbum completo), que ascienden hasta un total de 6.000 copias no autorizadas.

Según los abogados de la parte actora, los gigantes de Internet como Apple o Amazon son conscientes de todo el contenido infractor ofrecido en sus plataformas de venta, pero hacen oídos sordos, y continúan comercializando los mismos, a pesar de múltiples requerimientos.

De entre los numerosos ejemplos aportados por la parte actora, destaca el caso del álbum “Once Again”, sobre el que se pueden obtener dos copias distintas en Amazon, el álbum original por 9,99$ y el álbum pirata, por 3,99$, cuya portada ha sido editada para eliminar el sello discográfico del mismo.

Y es que, la lucha contra la piratería y las falsificaciones de productos sigue siendo la asignatura pendiente de las macro plataformas online, en tanto que resulta, muchas veces, casi imposible controlar todo el contenido que en ellas se genera. Si bien en Europa, la nueva Directiva de Derechos de Autor pone el foco de responsabilidad en ellas, en Estados Unidos todavía sigue vigente el sistema notice and take down (denunciar y suprimir), por lo que la eliminación de este contenido resulta a veces, extremadamente lento y burocrático.

A su vez, la controversia también viene dada por la falta de armonización entre la normativa de derechos de autor norteamericana y la normativa europea, pues con respecto a Estados Unidos, todas aquellas obras creadas entre 1.923 y 1.972 cuentan con una protección de 90 años desde la creación, pero en Europa la normativa, que sí que viene a estar armonizada entre los Estados miembros, los derechos de autor expiran a los 70 años tras la muerte del autor.

En palabras del letrado de la actora: “Resultaría muy difícil, en un mundo analógico, que una persona entrase a la tienda de la Productora Tower Records en Los Ángeles (productora de artistas como Frank Sinatra o Louis Armstrong) con cientos de CDs y vinilos hechos en casa y pudiesen venderse tranquilamente, junto a las copias originales, por un precio inferior. Pero, sin embargo, en el mundo digital, este es nuestro pan de cada día”.

La actora solicita que las plataformas eliminen todo el contenido infractor y, a su vez, solicitan una retribución por daños y perjuicios de 4.5 millones de dólares.

A pesar de no suponer más que una pequeña piedra en el zapato para estas compañías con beneficios multimillonarios, en el caso de que el Sr. Arlen acabe ganando este pleito, podría sentarse un precedente que arrastraría una marea de compositores y titulares de los derechos patrimoniales de miles de autores, solicitando pagos millonarios por la venta de obras sin licencia, que si que podría suponer una merma económica a estos agentes económicos.

Todas estas compañías deberán ponerse las pilas en revisar el contenido de sus plataforma, para comenzar a eliminar todo aquel contenido ilegal.

Alejandro García Martínez

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