El pasado 17 de julio se publico en EL CONFIDENCIAL, un articulo de opinión, titulado ¿Y si las patentes mataran la innovación”,? que me fue remitido por mi buen amigo Guillermo Puigdomenech de Arosa I+D, puntales en la búsqueda de financiación y subvenciones para las empresas innovadoras en España, para que me manifestara sobre el mismo.
Ya pasado el verano y comenzando un otoño convulso con vientos de un posible retroceso económico en nuestro país, creo que es bueno aclarar algunas cuestiones al planteamiento de Juan Ramon Rallo que en su artículo defendía la tesis de que las patentes pueden servir de base para frenar la competitividad de las empresas al estar cada vez mas concentrada la solicitud de invenciones en menos empresas.
Ante esa afirmación basada en unos datos ciertos, es cuando debemos fijarnos en la economía y en su globalización, y como debemos resolver un grave problema al cual nos estamos enfrentando hoy en día y como podemos salir de él.
Resulta evidente que si nos atenemos a lo que ocurre en nuestro barrio, desaparecen los comercios singulares de cercanía, bares y restaurantes de toda la vida y ocupan su lugar locales que son franquicias de las grandes firmas nos damos cuenta de que en pocos años se concentran en todos los sectores, telefónica, energético, gastronómico, de distribución, de comunicación, de prensa, y así el resto de los sectores se van concentrando en grandes firmas que controlas el comercio a nivel internacional, lo que sin duda alguna concentre en ellas la mayor afluencia del conocimiento y por tanto en las solicitudes de patentes, y en sus monopolios estatales que ellas representan. Hasta aquí coincidimos con el articulo al que pretendemos humildemente contestar.
A partir de aquí, ¿cómo luchamos contra esa globalización que está acabando con las pequeñas y medianas empresas de cualquier país del mundo?, pues la respuesta es la propiedad Industrial e Intelectual como única baza de poder al mercado como emprendedor individual frente a la macroempresa bien dirigida, con medios económicos elevados y personal muy calificado.
En la innovación, el diseño, la creación de marca y de elemento diferenciador, está el secreto, del acceso al mercado de nuevas empresas para poder sobrevivir en el mercado actual. La competitividad de la pequeña empresa solo puede valerse de armas y elemento diferenciadores frente a las grandes empresas que acaparan el mercado, solo nos posicionaremos ofreciendo algo nuevo y más atractivo que lo ya existente y la utilización del sistema de patentes, marcas o diseños nos otorgaran las armas para defenderse.
No hay un problema de un sistema de patente sino de globalización de los mercados, y la única manera de sobrevivir es ofrecer al mercado algo único, diferente, mas atractivo que el que encontramos en todas las esquinas para que el consumidor pueda comparar y pueda elegir una alternativa, la del nuevo emprendedor que le satisfaga algo más que el resto. Siempre habrá nichos, pero no podremos competir con una hamburguesería en precio, propaganda y distribución con laguna de las grandes marcas, pero si podremos aparecer en el mercado como ha ocurrido con la mejor hamburguesa, no la mas barata, la que nos pidan todos los niños, que den mas regalos o mas productos a menos precio pero si llegaremos al que quiera la mejor hamburguesa artesanal y de mejor calidad del mercado. (Caso Juanchos BBQ).
Es evidente que cada vez mas dependemos además de las empresas tecnológicas punteras, hasta ahora provenientes de Estados Unidos, Japón o Alemania en mayor medida de empresas cuyo origen son China o Corea, y serán ellos los que como empieza a ocurrir se sirvan del sistema de patentes para monopolizar cada vez más el mercado.
Ante ello, y para no caer en un total sometimiento, tenemos el poder de la creación y la innovación, dos puntales que debemos tomar como eje de nuestras empresas para amapolas en un campo de cereal poder despuntar en el horizonte de lo contrario y si acudimos al muro de las lamentaciones no tendremos oportunidad alguna contra estos gigantes tecnológicos y económicos.
En conclusión hay que devolver el golpe utilizando el sistema de protección al alcance de los pequeños, que si bien su coste relativo es mayor no por ello debe olvidarse que proteger nuestra creación e innovación servirá para mantener nuestra economía a flote.
JUAN BOTELLA REYNA